Fecha de Publicación:
Acapulco de Juárez, Gro. Méx. 02/Octubre/2011
Dir. Revista Virtual LEMA Universitario:
Emilio Nahín Rojas Madero
“Mi vida por una mejor Nación”
Sindicalismopolio; Degeneración del Poder Obrero
Emilio Nahín Rojas Madero
“Mi vida por una mejor Nación”
Hace varios años tuve la oportunidad de tener una entrevista con el entonces diputado federal Lázaro Mazón Alonso; en la cual expreso su repudio hacia los sindicatos y los califico de ser un freno para el desarrollo del país y que por lo tanto deberían de desaparecer. En aquél momento le replique mi negativa y le dije que los sindicatos eran los grandes defensores del obrero en contra del imperialismo capitalista y explotador… Hoy le doy la razón ante la veracidad de que efectivamente los sindicatos en su mayoría han parasitado y no permiten que se avance en el progreso que requiere una nación. Algunos criticarán esta postura y tendrán la duda respecto a la clase de izquierda que profeso. A lo que respondería que soy de la izquierda imparcial. Pero ¿Qué es una izquierda imparcial?
Es esa que está en contra de los esclavistas, los explotadores, los que agandallan los medios de producción y las herramientas las monopolizan. Los que usas el doble discurso; ablando de paz, justicia, equidad, solidaridad, respeto y derecho pero que en la realidad solo se sirven para obtener sus intereses mezquinos. Ésta izquierda no se basa en declararle la guerra al rico por ser rico, sino por la forma en que llego a hacerse de esas riquezas; ésta izquierda le defenderá si su fortuna la forjo mediante las prácticas de economía lícita y si así las sigue ejerciendo; pero estará en contra de él si se sirvió del engaño y la explotación del hombre. Ésta izquierda no debe defender al pobre por ser pobre; sino por su deseo de éste por querer salir de la miseria en que se encuentra o de lo contrario, lo convertirá en un parasito paternalista y vende patria; cuyo ejemplo es la educación social y psicológica que nos heredó el PRI gobierno.
Y lamentablemente los sindicatos a pesar de provenir del poder obrero; hoy en día se han degenerado cumpliendo a cabalidad con todos los defectos expresados en el párrafo anterior. Desde sus dirigencias más altas en las esferas nacionales con hombres y mujeres que se sirven de las contribuciones de los agremiados; para vivir en la opulencia, en yates de lujo y hummer´s estilo limosina o costeando la educación de sus familiares en las mejores universidades del extranjero convirtiendo al sindicato en un pequeño feudo, con sus respectivos señores feudales… perdón, –“delegados”–. Un sindicato que se degenero; es el de la educación conocido y muy en especial aquel que por sus siglas se le conoce como SNTE y más ante el error fatal que cometió el gobierno de cederle plenas facultades administrativas gubernamentales al integrarlo a la SEP. Convirtiéndolo en juez y parte; en patrón y obrero, pero solo a los más allegados a las delegaciones sindicales.
Es por ello que vemos a representantes sindicales, cobrando viáticos en la Secretaria de Educación Pública (SEP) sin ser empleados o jefes de algún departamento de dicho órgano. O profesores que bajo la figura de “ser comisionados”, abandonan las aulas para ejercen actividades exclusivamente del sindicato. Cuando es el sindicato el que debería de cubrir sus salarios por desempeñar labores “sindicales” y no las labores de educación pública por las que realmente se les paga. Estas prácticas y las aviadoras, lamentablemente salen del erario producto de los impuestos que como pueblo pagamos. Por otro lado, anualmente la federación envía a los Estados un paquete de plazas para ser repartidas en especial a los egresados normalistas de la entidad mediante sorteo (hoy examen de competencias); pero como los sindicatos son gobierno, estos “acaparan” las plazas, simulan realizar el concurso o aplicar el examen y milagrosamente surgen súper profesores de hasta cinco plazas. Ésta práctica debería ser sancionada basándose en el artículo 28 constitucional mexicano; la cual prohíbe el “ACAPARAMIENTO” con fines de lucro; sin embargo, nuestros representantes de la ley también han sido neófitos en la búsqueda por darle solución a la problemática.
Y probablemente sea por la poca preparación académica que recibieron de nuestros maestros; esos fugitivos del aula que escudándose en el discurso de luchar por sus derechos laborales, se van a la huelga sin importarles que terminen afectando a millones de niños en el país. Y cuando se les agrede; corren afeminadamente a ocultarse bajo el discurso hipócrita de –“¡Respétame que soy maestro y por lo tanto soy forjador de las nuevas generaciones!”–; lo raro es que muchos de esos que lo expresan, desde que tomaron posesión de esas plazas, jamás han estado frente a un salón de clases. Si tan solo fuera cierto que es por la lucha obrera; pero lamentablemente van a las televisoras, radiodifusoras y la prensa escrita o toman las calles bajo un discurso balido como el grito de –“¡Alto a la inseguridad en que vivimos!”-, pero en el momento en que la comisión negociadora libre del resto de la masa gremial magisterial, se sienta con la autoridad correspondiente; las demandas son otras.
Las directivas sindicales utilizan al resto de los agremiados para enriquecerse y alcanzar sus intereses personales, dejando en el olvido el tema de la “seguridad”. Es por ello que recientemente en Acapulco no vimos marchar a estos sindicatos en conjunto con Javier Sicilia y otras organizaciones sociales que se manifestaban en contra de la inseguridad y por el contrario, salieron aparte, bloquearon la costera y perjudicaron al turismo, pues lamentablemente los intereses de los delegados sindicales son otros. El sindicalismopolio es ese que ha secuestrado los órganos de gobierno-patrón se enriquece de manera ilícita vendiendo plazas o desviando recursos del erario público, incrustado aviadores o poniendo al frente del aula a gente sin preparación académica y vocacional, atentando vilmente contra nuestra niñez, generándoles un trauma irreparable; delito por el cual también deberían ser sancionados bajo el artículo 3ro. y 4to. Constitucional mexicano; también organiza movilizaciones sin sustento jurídico y legal; tergiversa los motivos de la lucha por intereses mezquinos.
Lo bizarro de todo esto es ver a una masa gremial que le encanta ser pisoteada por sus representantes sindicales. Ya que estos abusando de ser gobierno; malversan algunas obligaciones como el pago del seguro de la planta docente, ante el IMSS e ISSSTE; desviando dicho recurso para cubrir las necesidades y los lujos de las elites sindicales. Pero cuando se da la alerta de auditoria, la cúpula sindical da la orden de diezmar el salario de sus propios representados y “presumen defenderlo”. Es por ello que en algunas fechas de quincena; maestros que recibían 20 mil pesos, sus cheques les llegan de 13 mil pesos. Recurso que se utiliza para tapar el boquete fiscal (fraude) y en vez de que éstos reclamen, se quedan calladitos y siguen cumpliendo con sus contribuciones sindicales. Ante esta degeneración del sindicalismo, se hace pertinente y necesario diezmar su poder mediante la figura del “empleado se confianza” como lo establece la ley federal del trabajo y la constitución política de México en su apartado –“facultades del poder ejecutivo”–.
El sindicato y el patrón no deben tener poder pleno sobre las herramientas de trabajo; la empresa y las administraciones, así como sus respectivas direcciones, secretarias y jefaturas, deben de distribuirse de manera equitativa para que los empleados de confianza vigilen a los sindicales y viceversa. En términos mercantiles a esto se le llama competencia comercial; la cual evita que se consoliden los monopolios que tanto daño le hacen a nuestra sociedad. La izquierda imparcial está en contra del sindicalismo que se enriquece de manera ilícita; que usa la lucha obrera para alcanzar otros intereses; repudia a ese sindicalismo que usa la movilización para proteger a agremiados pedófilos, pederastas y criminales. ¿Cuántas veces no ha salido el sindicato magisterial a las calles a defender a un maldito violador de niños? Esta no fue la finalidad por la que fue creado el Poder Obrero. En lo que no estoy de acuerdo con Lázaro Mazón Alonso es en la extinción de la figura del sindicato, pues mientras verdaderamente vele por los derechos del trabajador se mantiene en los causes de justicia y equidad, mas no está de más agregar las recomendaciones de “competitividad” entre los obreros gremiales y los obreros de confianza.
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