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domingo, 2 de octubre de 2011

DESCONFIANZA - XCA

Fecha de Publicación:
Acapulco de Juárez, Gro. Méx. 02/Octubre/2011
Dir. Revista Virtual LEMA Universitario
Emilio Nahín Rojas Madero
“Mi vida por una mejor Nación”


Desconfianza
Por Xavier Carreto A.

La palabra que mejor describe la situación que se vive en la periferia de Acapulco por la falta de clases, en el nivel de educación básico que comprende preescolar, primaria y secundaria, es la desconfianza. Y parece que la suspensión de labores se extiende al resto del municipio y a otras regiones de la entidad. Hay una desconfianza prácticamente generalizada: La sociedad y los maestros no le tienen confianza al Gobierno, sobre todo a las corporaciones policiacas, al igual que la sociedad no le tiene confianza a los maestros.

Ambas desconfianzas están plenamente documentadas, pues los desempeños de policías y de maestros dejan mucho que desear: No tenemos seguridad pública y no se tiene una educación de calidad, a pesar de los cuantiosos recursos del erario que se destinan a los dos rubros. La explicación de estos dos rezagos es de carácter estructural, pues tiene que ver, esencialmente, con la formación profesional, el ingreso al servicio, la permanencia y la promoción de estos dos grupos de servidores públicos.

En el caso de los policías estatales de la Secretaría de Seguridad Pública y ministeriales de la Procuraduría General de Justicia del Estado, hasta en fechas muy recientes, no se exigían estudios profesionales para este trabajo, en el mejor de los casos, bastaba con tener un certificado de primaria o secundaria; la improvisación está a la vista cuando el cargo tiene la mayor relevancia. Tratándose de policías municipales muchos de ellos no saben leer y escribir, como es el caso de algunos municipios de muy alta y alta marginación en las siete regiones del estado. La Universidad Policial es todavía un sueño.

Los datos duros en el caso de la certificación de policías dados a conocer por el Sistema Nacional de Seguridad Pública, con un corte al 31 de mayo, son preocupantes, solo 211, que representa el tres por ciento, de los 6, 989 policías estatales estaban certificados; aunque el gobernador aseguró esta semana que la cifra es de 1500. En cuanto a los 7, 318 policías municipales, el número  de certificados es de 520, es decir un siete por ciento del total son elementos confiables, pues ya han acreditado los exámenes de toxicología de que no son adictos; psicológicos, mentalmente sanos y el socioeconómico, su ingreso está de acuerdo con su nivel de vida.

Con relación a los profesores, es también reciente la exigencia de aprobar exámenes para ingresar al servicio, ya que 2011 es el tercer año en que se llevan a cabo estos procedimientos de selección. Antes y esperaríamos que ahora  la herencia de plazas, las recomendaciones y la compra de las mismas no sigan siendo los principales criterios para obtener una plaza de maestro. Igualmente, debe mejorarse la formación profesional y la capacitación sistemática del magisterio. La permanencia en el servicio debe ser evaluada cada tres años como se hace con otras profesiones. Que las promociones a cargos de director, supervisor, jefe de sector no sean resultado de su relación con la dirigencia sindical, sino de la preparación y el mérito por su desempeño cotidiano, pues el SNTE no se ha distinguido por su responsabilidad para impulsar una mejor educación.

Asimismo, el incumplimiento del calendario y jornada escolar está documentado, pues no se laboran los 200 días hábiles y tampoco se cumple con la jornada diaria de clases, que impide a los alumnos conocer los contenidos de las asignaturas del plan de estudios de la educación básica. Con este maltrecho Sistema Educativo Estatal no se garantiza la movilidad social, principal valor de la educación, y por esto la economía ilegal de narcotráfico se constituye en una de las principales alternativas para muchos jóvenes guerrerenses.

Ante este panorama tan desolador por el clima de violencia e inseguridad que amenaza no únicamente el bienestar de la sociedad guerrerense, sino también su futuro por el cierre alarmante de empresas de todo tamaño, la disminución del turismo, el incremento del desempleo, la agudización de la pobreza que ya afecta a dos de cada tres guerrerenses y que por esta vía llegará al cien por ciento de la población. Se deben tomar medidas urgentes como mejorar la coordinación y los trabajos de inteligencia de los cuerpos policiacos de los tres niveles de gobierno con el Ejército y la Marina. Que el gobernador y el alcalde de Acapulco se reúnan con los profesores para diseñar la estrategia de seguridad y éstos conozcan personalmente al jefe policiaco responsable. Esta lucha nos involucra a todos: Quien no denuncie, no actúe, no se oponga en la medida de sus posibilidades al cáncer del narcotráfico y su secuela de males que trae, no será digno de ser guerrerense. Y las clases, por supuesto, deben reanudarse a la brevedad posible, si no queremos seguirnos hundiéndonos como parece que es nuestro destino.   

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