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domingo, 7 de agosto de 2011

EL ARMA SECRETA EN LAS ELECCIONES DEL 2012 EN MÉXICO - BHG

Fecha de Publicación:
Acapulco de Juárez, Gro. Méx. 07/Agosto/2011
Dir. Revista Virtual LEMA Universitario:
Emilio Nahín Rojas Madero
“Mi vida por una mejor Nación”


EL ARMA SECRETA EN LA ELECCIÓN DE 2012 EN MÉXICO
Por Baltasar Hernández Gómez.

A pesar de que la representación oficial de la democracia mexicana intentan hacer creer que el país está transitando a un estadio estabilizador en el plano político, pese a las fluctuaciones sociales, económicas y a las inconsistencias creadas por la partidocracia, lo cierto es que la política ha sido trasladada al campo de las percepciones. Sí, la actividad política que supuestamente tiene una cobertura de cultura ciudadana, está puesta en el terreno de las apreciaciones, sobre todo las generadas por los organismos e individuos pertenecientes a la esfera del poder político y el imperio mediático.

Con toda la cauda de recursos financieros, materiales, técnicos y humanos destinados al marketing y propaganda institucional, la percepción civil se ve obligada a observar una danza de flashes de un México distinto y distante a lo que ocurre verdaderamente en las calles. Sin embargo, el sensus mexicano que cada vez más es víctima o testigo directo de la barbarie, aprecia un estado crítico donde proliferan los estragos producidos por la ineficacia, autismo e irresponsabilidad de los órganos que integran al Estado mexicano. La ciudadanía siente en carne propia la violencia física y psicológica, desempleo, pocas oportunidades de desarrollo, pobreza, enfermedades y muertes por doquier, lo  cual disminuye el grado de interés, aprobación, apoyo, acción y legitimación en su universo existencial próximo y futuro.

A menos de un año que se concrete la elección federal 2012 la percepción nacional hacia los gobiernos, dependencias encargadas de seguridad, procuración y administración de justicia, iglesias y partidos políticos, entre otras decenas de instituciones públicas y privadas, es altamente negativa. Todo lo que surge de las entrañas del poder político y económico es visto como perversión que trata de mantener equilibrios, mientras el país se debate entre la vida y la muerte. Ante este panorama de desconfianza, la legalidad y legitimidad se pierden a velocidad luz, rompiendo con la cohesión entre los actores políticos.

El sistema político mexicano no le apuesta a la eficiencia y mucho menos al trabajo eficaz continuo, que dote a la ciudadanía de programas sustentables que lleguen al corpus societal por medio de empleos, créditos productivos, seguridad, servicios públicos, vivienda, centros hospitalarios, medicinas, escuelas dignas, etc.; sino al ocultamiento de los actos que forjan los grupos dominantes. En el ámbito electoral esta situación de inconformidad da como resultado un estado de tensa calma, como  si se tratara de una olla express sobrecargada que, a punto de estallar, sólo deja escapar el “silbido” de la válvula de presión, que presumiblemente asegura cero derrames peligrosos, pero que termina por expeler masas y líquidos mortales. El resultado final es observado sin subjetividades en el abandono de las urnas de manera consciente y premeditada.

A casi doce años de que las apariciones y dichos de Vicente Fox Quesada ganaran el porcentaje suficiente de “esperanza” de una sociedad cansada por siete décadas de regímenes priistas y llegar a la silla presidencial, México se encuentra ahora al borde de regresar a lo que en ese entonces era considerado nefasto, autoritario y horrendo. Las administraciones panistas, llenas de palabras e imágenes de superación personal y religiosas, de dobles discursos, de moralidades falsas, de corrupciones financieras, de falta de compromiso, de ideología conservadora, de posiciones parcializadas que desataron los demonios de inseguridad, pobreza extrema, ignorancia y desinformación; están enfrentadas a una realidad impensable: verse sin apoyo social. Los panistas, divididos en calderonistas, foxistas, maderistas, creelistas, vazquistas, lujambistas o espinistas, se sienten indefensos ante la oleada tricolor que, no obstante concertacesiones políticas, prebendas económicas y protecciones de todo tipo, rebasó el “cerco blanquiazul”.

Desde 2009 el PRI y las coaliciones satelitales que lo acompañan han venido ganando más gubernaturas, diputaciones y presidencias municipales, mientras que el PAN involuciona a su estructura original como “grupo de notables”, perdiendo registros estatales (el estado de Guerrero por ejemplo), militantes y simpatizantes debido a las constantes y crecientes pugnas internas, pero sobre todo por la estela de corrupciones de sus miembros prominentes. Si el horizonte panista se reduce, el perredista también y con mayor rapidez, pues el PAN, como quiera que sea, tiene todavía el control formal de los aparatos estatales [represivos e ideológicos], que se traducen en puestos públicos, dinero, canonjías, dineros y materiales logísticos; pero el PRD tiene cada vez menos posibilidades para sacar recursos que apuntalen sus proyectos de manutención y/o crecimiento.

Desde la óptica del PRI, 2012 será un escenario político favorable. Da por hecho que ganará con 35 puntos porcentuales de diferencia frente al PAN o PRD (según sea el segundo lugar de la contienda). Está convencido que salvaguardando su alianza con el partido Verde Ecologista de México y con Nueva Alianza logrará una votación hegemónica. El PAN cree -a cuenta gotas- que la estela dejada por el foxismo-sahagunismo y las acciones emprendidas por Calderón Hinojosa serán suficientes para mantenerse en el poder. Claro que dicha aseveración es de dientes para afuera, porque en la intimidad hasta Vicente Fox y destacados panistas en funciones, pero también en retirada, consideran como un hecho indudable el regreso del PRI a Los Pinos.

Felipe Calderón no pudo conformar un gobierno siquiera decente, pues 5 años de gestión se han perdido en una guerra fallida contra el crimen organizado y en resolver los trastornos acarreados por la crisis económica mundial desde 2008. Los presumibles puntales del calderonismo en lugar de traer beneficios sensibles, produjeron insensibilidad, desconfianza extrema, pobreza creciente y nulas posibilidades de crecimiento personal o grupal. En el plano político Calderón Hinojosa no moldeó cuadros políticos, no fortaleció a su partido, pues lo único que hizo fue imponerle liderazgos a modo, que destrozaron la apertura democrática y la acción nacional en sus órganos de decisión.

El presidente cree ciegamente en algunos de sus subalternos cuando le repiten al oído que en algún lugar muy bien resguardado está escondida el “arma secreta” para vencer a sus enemigos. Uno de los funcionarios susurrantes es Genaro García Luna, toda vez que su capital y fuerza que lo ha sostenido pese a sus detractores, es la sistematización y manejo de información de inteligencia sobre la vida pública y privada de políticos, gobernantes, burócratas, legisladores, jueces, miembros de las fuerzas armadas, banqueros, industriales y comerciantes. Muchos dicen que hasta las ligas con las mafias le proporcionan blindaje transexenal.

El ingeniero mecánico García Luna, convertido en experto en seguridad pública desde hace 21 años, aplica la tesis de que información es poder y lo ha puesto en funcionamiento poniendo en jaque a amigos, aliados y enemigos, pues el cúmulo de datos profesionales, laborales, financieros y personales tienen un peso específico para que él y su equipo de trabajo deambulen por Los Pinos, instituciones públicas y privadas y calles de México con desparpajo e impunidad. Sus archivos físicos y digitalizados le dan manto de impenetrabilidad y perpetuidad, toda vez que el  titular de la SSPF no es cuestionado y mucho menos removido de su cargo. Ni militares, marinos, políticos o funcionarios lo pueden tocar atrás o enfrente del ciudadano presidente. Algo tiene, algo guarda, que resulta de vital trascendencia para los “tomadores de decisiones”.

Aunado a esto, la autorización y protección de agentes de espionaje e investigación de Estados Unidos de Norteamérica proporcionan a la presidencia, García Luna, Sedena, Marina, Gobernación, Cisen y PGR, diversas fuentes de información clasificada, que pueden ser el factor por medio del cual la cofradía de seguridad pública desestabilice las elecciones futuras a su favor. A este estadio de inestabilidad, zozobra, terror y muerte le apuesta Calderón Hinojosa y los detentadores del poder.

Los priistas lo saben. Tan es así que, desde las catacumbas han empezado a efectuar labores de contraespionaje y reavivamiento de relaciones con diferentes sectores de poder, tanto constitucionales como metaconstitucionales. El PRI no murió en el año 2000, sino por el contrario ha persistido en su empeño de afianzar sus estructuras de control, presión y acumulación de fuerzas, que manejan a la perfección desde la década de los 30´s del siglo XX. El dinosaurio siguió vivo, aceitó sus articulaciones, mientras que los promotores iniciales de la “transición”, que nunca llegó a configurarse, porque sólo llegó a alternancia, se ajustaron al modelo de transacción y modus operandi establecido por lo que ellos mismos llamaron en su momento el viejo régimen.

Desde fuera de las instituciones -que por más de setenta años encabezaron- el PRI comenzó a ganar espacios políticos, administrativos y legislativos. Jamás dejó de operar lo que sabe hacer bien, o sea, allegarse votos por diferentes vías, como por ejemplo reingeniería electoral, programas clientelares, marketing y propaganda; compra-venta de información clasificada, etc. Repitiendo los lemas usados en campaña por el expresidente Zedillo Ponce de León “El PRI sabe cómo hacerlo. El PRI sí sabe gobernar”, este partido está atesorando, analizando, filtrando y manejando información sobre actos de corrupción, enriquecimientos inexplicables, concertaciones secretas, nepotismo y otros menesteres apócrifos que han realizado políticos, familiares, aliados y protegidos del presidencialismo panista. Lo anterior va acompañado por un creciente activismo de su organización territorial, reagrupamiento de sectores, intereses y perspectivas, con base en conceptos cuasi mágicos utilizados por la clase política mexicana: unidad, disciplina y lealtad a toda prueba.

En el caso del PRD, las pugnas intestinas lo pueden arrinconar y poner en una situación de alta volatilidad, que lo colocarían en una posición desventajosa frente al PRI, que es el verdadero enemigo a vencer. Los perredistas dependen hoy en día de arreglos cupulares y movimientos geográficos, pues muchos avances han sido transados con los otrora enemigos políticos, alcanzando beneficios a corto plazo en lo concerniente al reparto de plazas administrativas y políticas en entidades y municipalidades focalizadas. En la primera semana del mes de agosto 2011 la presidencia del PRD y los líderes de corrientes comandadas por Jesús Ortega y Jesús Zambrano (los Chuchos, pues) ya dieron su voto adelantado a favor de Marcelo Ebrard, a fin de que sea él y nadie más que él el candidato de izquierda para alcanzar la presidencia de la República. Ebrard asiente, sonríe, se exhibe con su novia hondureña en una revista frívola del mundo del espectáculo. Lo han hecho pensar que es el mejor hombre para ganar la banda presidencial, distanciándolo de su exjefe, amigo y aliado Andrés Manuel López Obrador.

López Obrador por su parte no se quedó entumecido, ni mudo y mucho menos alejado de la base social. Por el contrario se puso a trabajar desde 2007 con los partidos del Trabajo y Convergencia (hoy denominado “Movimiento Ciudadano”, echando a andar el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena por sus siglas) para alcanzar la candidatura de la “izquierda mexicana”, incluyendo al PRD, que en los años recientes intenta cerrar compuertas al menor asomo del lópezobradorismo. A López Obrador lo han tratado de opacar, denostar y poner en el sitio más apartado del universo político, pero ni las cúpulas chuchistas, los arreglos con facciones opositoras lo han podido derrotar, pues el capital logrado en 2006 le proporciona un capital político indiscutible y calidad de decisión dentro y fuera del partido negro-amarillo. A muchos se les olvida que estuvo a un pelo de gato de ser presidente de México (muchos analistas, intelectuales, pero sobre todo ciudadanos con y sin partido siguen afirmando que ganó legítimamente la elección federal 2006) y que eso le brinda la posibilidad real y concreta de encabezar, de nueva cuenta, el estandarte de la democracia, desde una perspectiva diferente a la de priistas, panistas y perredistas orgánicos a favor del mexican way of life.

En este ambiente de incertidumbre, el “as” calderonista, el arma secreta que presumiblemente vencerá a los enemigos y recompondrá la percepción negativa que tiene la mayoría de la sociedad hacia las administraciones panistas y, en especial del todavía presidente de la República, está a punto de irrumpir en el cuadrante derecho de la mesa del póker en que se ha convertido el sistema político. El arma de la información negra sobre partidos, políticos, legisladores, jueces, militares, marinos, etc. está pendiendo como espada de Damocles en el escenario de la realpolitik. El PRI tiene -aún cuando lo niegue o no lo quiera descubrir- una estrategia centrada en la agresividad de su discurso y acción [el caso de Humberto Moreira, líder nacional de dicho partido, es la tendencia más visible], que le otorga la posibilidad de obtener miles de votos, como sea y a como dé lugar en la mayoría de los estados.

Los políticos con bocas grandes, movimientos estridentes, pero también con colas largas; de empresarios rescatados con fondos y favores públicos; de mujeres y hombres apoyados por organizaciones oscuras; de narcotraficantes de “gran calado” que, posiblemente desde hace algunos meses ya están detenidos, pero que aparecerán a luz de la opinión pública como recién capturados; pueden ser ingredientes del caldo de cultivo para que el actual mandatario federal y su grupo recuperen porcentajes de aceptación para el 2012. Las detenciones judiciales serán uno de los componentes para detener candidaturas o inclinar, para uno u otro lado, la balanza política-electoral. Ni más ni menos.

Desafortunadamente para la generalidad social la política estará recubierta de pragmatismo puro sin que haya mediación de racionalidad, estatutos, principios, valores, objetivos, idearios y metas para hacer del país un sitio digno para vivir. Los mexicanos sin canonjías seguirán subsistiendo en la mar del encubrimiento elitista, pues parece que se ha hecho realidad que cuando la clase dominante y más precisamente la “familia del poder” cae en desgracia, ocurren dos cosas: 1) O se compactan en búnkeres de protección legal y mediática a toda prueba o 2) Dejan caer a una o dos personalidades para desviar el torrente en contra y así solventar crisis.

¿Alcanzarán 11 meses para recomponer la visible debacle presidencialista y, por ende, panista, para así catapultarse a la conservación del poder formal? ¿Será verdad que seremos testigos y hasta participantes de la ganancia totalizadora del PRI y el acabose del PRD como partido importante? ¿Repetirá la hazaña electoral López Obrador o cederá su empuje y capital a Marcelo Ebrard?  Los dardos vuelan rumbo al 2012. B.H.G. Ω

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