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jueves, 10 de noviembre de 2011

DE POLÍTICOS Y POLÍTICA; EL GOBIERNO REQUIERE CAMBIAR - RHP

Fecha de Publicación:
Acapulco de Juárez, Gro. Méx. 10/Noviembre/2011

Dir. Revista Lema Universitario:
Emilio nahín Rojas Madero
“Mi vida por una mejor Nación”

De Políticos y Políticas
El Gobierno Requiere Cambiar
Por Rodrigo Huerta Pegueros

El gobernador Ángel Aguirre Rivero está interesado en atender todo lo que requiera apoyo gubernamental para resolver o cuando menos encausar a una solución los problemas planteados por la sociedad guerrerense. Esto nos da cuando menos una idea de la predisposición del mandatario por acelerar las cosas en la entidad puesto que tiene en claro que su tiempo como gobernante es menor que el que tendría un ejecutivo sexenal.

Lo positivo en esto es el conocimiento que tiene el mandatario respecto a la administración pública y la forma como se puede dialogar y negociar con todas y cada una de las fuerzas y expresiones políticas tradicionales y emergentes de la entidad. Pero aún así, se puede decir que los problemas de Guerrero son de tal magnitud que es casi imposible pretender que un mandatario, con las prendas y las energías que tenga personalmente, no logrará superarlos, particularmente cuando los funcionarios públicos que lo deberían de ayudar en esta noble tarea no lo están haciendo.

Por otro lado, los de la casa de enfrente que están todavía rumiando su derrota del pasado mes de Enero, están a la expectativa y atentos a lo que se haga o deje de hacer para sacar raja de cualquier desliz en que incurran los gobernantes en su diario trajín político-administrativo.
Lo que decimos ahora es porque han pasado ya seis meses desde  que el gobierno de Aguirre Rivero tomó las riendas de la administración estatal. Segundo, porque los problemas que merecen atención superior han salido a flote y han dejado ver sus fauces y tercero, porque los conflictos sociales y políticos de la temporada han sido también expuestos y los llamados conflictos históricos están ahí,  en espera de que el tratamiento que se les de hoy sea en realidad el que requieren para que puedan ser finiquitados.

En anteriores ocasiones hemos dicho que el gobernador Aguirre ha funcionado en estos primeros seis meses de su corta administración con un equipo compacto de colaboradores que desde dentro y fuera de la entidad lo han orientado y asesorado, por lo que ha sabido leer con anticipación quiénes son los compañeros de viaje temporales y quiénes son los que en los buenos y en los malos tiempos están coadyuvando para construir el rostro nuevo que requiere esta entidad hoy sobrada de demandas sociales y escasa en respuestas y resultados  efectivas.
Para nadie que esté inmerso en la política activa de esta entidad es un secreto que en el gabinete estatal existen miembros que no deberían estar ahí porque no solo no han cumplido con sus deberes como responsables de las áreas que le encomendaron sino que han trabajado en sentido contrario a la política diseñada por el mandatario.

Algunos funcionarios han llegado a golpear la mesa y hasta la puerta y otros han alzado inclusive la voz para no solo reclamar sino demandar más canonjías y holgura en el trato. Eso es inaceptable y mucho más para un gobierno que se jacta de progresista.
Por tal motivo es hora que el gobernador Aguirre sacuda el árbol para que caigan los frutos podridos y las viejas hojas inservibles. No es solo urgente sino necesario. La pregunta es ¿hasta cuándo? ¿Serán los tiempos políticos los que marquen su salida? Lo veremos.

Si este gobierno de la alternancia desea convertirse efectivamente en el de la primera transición política, necesita indiscutiblemente de aplicar nuevas e innovadoras políticas públicas para atender a vastos sectores de la población con nuevos instrumentos que alienten al progreso y la transformación física y mental tanto de los segmentos de jóvenes como a sectores  de indígenas o a niños y adultos mayores. Lo que ahora hacen los funcionarios en el gobierno estatal es similar sino mas que parecido a lo que se realizaba hace más de diez lustros y de esto sabe y lo conoce bien el gobernador Aguirre Rivero.

Por ello, repetimos, es necesario que se haga una nueva configuración de las actividades a realizar de cada uno de los titulares de las dependencias, pues muchas veces, unos invaden las áreas de otros y lo peor del caso es que hay muchos que se toman atribuciones de otras secretarias sin importarles lo que resulte.
Y lo que resulta es un verdadero caos en el quehacer gubernamental y por otro lado se crea una gran confusión al momento de que se transparenten los recursos públicos asignados y utilizados, lo cual casi nunca ocurre y se da como resultado una gran opacidad que pone en tela de duda la honestidad de la administración.

Hoy no estamos en los años ochenta ni en los noventa. Iniciamos este año dos mil hace once años y los cambios, transformaciones e innovaciones que se han registrado en el mundo nos han cambiado la forma de comprender la nueva realidad por la que transitamos. Esto no quiere decir que las realidades y vicisitudes de grandes segmentos de población hayan cambiado de la noche a la mañana. No es lo mismo desarrollo que bienestar y aquí en Guerrero, una vez más lo repito, hemos apostado al desarrollo y menos al bienestar.

En una ocasión el gobernador Aguirre, que por cierto es economista, dijo que su propósito como mandatario era aplicar políticas que proyecten su vigor a transformar la situación de pobreza de la población e impulsar el bienestar de todas y cada una de las comunidades guerrerenses, estén donde estén, territorialmente hablando. Sin embargo, en este duro trajinar gubernamental, las políticas públicas que arropen ese ideal no se ven ni se sienten actualmente.

Lo que se ve a diario es que se repiten las políticas asistencialistas que tanto ayudan pero causan daño a una población que merece que se les enseñe a trabajar, que se les den elementos para su pleno desarrollo personal y que puedan labrar como seres humanos independientes su futuro.
Las ayudas no se pueden menospreciar, pero sí se pueden cuestionar cuando su función es mantener en el estatus quo a gran parte de la población y particularmente aquella que se denomina marginada o en la miseria.

Es tiempo ahora de tomar decisiones de fondo.  Hacerlo más tarde es jugar con el peligro y no necesariamente es un peligro que confronte el estallido social o la aparición de grupos guerrilleros ‘’nylon’’ que existen en la entidad, sino porque la amenaza real es que en un futuro próximo puede cambiar no solo la orientación social sino ideológica de esta administración.

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